Editorial
A TI, MADRE, HOY Y SIEMPRE

A TI, MADRE, HOY Y SIEMPRE
En este día tan especial, nos detenemos con el corazón abierto, cargado de gratitud y admiración, para rendir un homenaje profundo y sincero a ti, madre, pilar inquebrantable de la vida. Hoy, más allá de las palabras, queremos elevar un canto de amor y reconocimiento a tu entrega, a tu fortaleza y a la inmensidad de tu espíritu. No es solo un día en el calendario, sino una oportunidad para reflexionar sobre el impacto eterno de tu presencia en nuestras vidas y en el mundo.
Cada amanecer, antes de que el sol despunte en el horizonte, tú ya estás en pie, madre. Con las manos llenas de sueños y el corazón colmado de esperanza, comienzas la jornada tejiendo la trama de un hogar que es refugio, escuela y santuario. Tu labor no conoce horarios ni descansos; es un acto continuo de amor que trasciende el cansancio. Eres la primera en despertar y la última en cerrar los ojos, velando por los tuyos con una dedicación que no pide reconocimiento, pero que merece ser celebrada eternamente.
A ti, madre campesina, que con la misma ternura con la que acaricias a tus hijos labras la tierra, sembrando no solo semillas, sino también valores profundos: el respeto por la naturaleza, el esfuerzo y la humildad. Tu vida es un testimonio de resiliencia, un canto a la conexión con la tierra que nos sostiene y a los principios que nos forman como seres humanos.
A ti, madre ama de casa, que en el silencio de las tareas cotidianas construyes la estructura invisible pero indestructible del hogar. Cada plato servido, cada prenda doblada, cada palabra de aliento que ofreces es un ladrillo en el edificio de la familia. Tu trabajo, aunque a menudo pasa desapercibido, es el cimiento sobre el que se erigen los sueños de quienes amas.
A ti, madre maestra, que llevas tu vocación más allá de las paredes del hogar para iluminar mentes en el aula. Con paciencia y sabiduría, moldeas no solo el intelecto, sino también el carácter de generaciones que llevarán tu enseñanza como un faro en sus vidas. Tu legado trasciende el tiempo, porque cada lección impartida es una semilla de cambio.
A ti, madre que asumes roles en el ámbito público, en el Estado o en cualquier espacio donde tu voz resuena, demostrando que la fuerza femenina puede transformar instituciones y comunidades sin perder la suavidad que define tu esencia. Eres un ejemplo vivo de que se puede ser líder y madre, firme en tus convicciones y tierna en tus abrazos.
Tu labor, madre, no se mide en horas ni en tareas cumplidas, sino en el amor infinito que pones en cada gesto. Es un amor que no busca reflectores, que no espera recompensas, pero que brilla con una intensidad que ilumina todo a su paso. Ese amor es la fuerza que guía a tus hijos, que los levanta en sus caídas, que les enseña a enfrentar el mundo con valentía y bondad. Es un amor que no impone, sino que acompaña; que no exige, sino que inspira.
En cada rincón de Cutervo, en sus escuelas, en sus campos, en sus hogares, hoy se alza un reconocimiento a tu grandeza. Pero este homenaje no se limita a una fecha o a un lugar. Es un sentimiento universal que trasciende fronteras, culturas y generaciones, porque la maternidad es el lenguaje común de la humanidad. En cada madre hay una historia de sacrificio, de lucha, de sueños compartidos y de victorias silenciosas que merecen ser contadas.
A ti, madre, que hoy celebras rodeada del calor de tus hijos, te deseamos un día lleno de risas, abrazos y la certeza de que tu amor ha dado frutos que perdurarán por siempre. Y a quienes, en este día, sienten el peso de la ausencia, les extendemos un abrazo de consuelo. La madre que ya no está físicamente sigue viva en cada lección que impartió, en cada risa compartida, en cada valor que sembró en el corazón de sus hijos. Desde el cielo, ese lugar sagrado reservado para las almas como la tuya, ella sigue siendo luz, guía y bendición eterna.
Hoy, Día de la Madre, no solo celebramos, sino que renovamos un compromiso: el de valorarte, apoyarte y honrarte no solo en esta fecha, sino cada día. Que este homenaje sea un recordatorio de que tu labor, madre, es el motor de la vida, el latido del hogar y la chispa que enciende el futuro. Que nunca dudes de tu importancia, porque en tus manos está el poder de transformar el mundo, un abrazo, una palabra, un acto de amor a la vez.
¡Feliz Día de la Madre, hoy y siempre!
Por: José Matta Guerrero
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