Editorial
CUTERVO NO PUEDE ESPERAR A QUE LA DELINCUENCIA ECHE RAÍCES
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Cutervo no puede esperar a que la delincuencia eche raíces
El reciente intento de asalto en el corazón de Cutervo, captado en video y difundido ampliamente en redes sociales, no es solo un hecho aislado, sino un grito de alerta que no podemos ignorar. Un individuo encapuchado, vestido de negro, intentó perpetrar un robo en un establecimiento comercial situado frente a una conocida caja de ahorros, en una zona que muchos considerábamos segura. La intervención fortuita de un joven que ingresó al local frustró el delito y obligó al delincuente a huir, pero este desenlace favorable no debe llevarnos a subestimar la gravedad del suceso.
Este episodio, aunque no consumado, expone una realidad inquietante: la delincuencia, que durante años parecía un problema exclusivo de las grandes urbes, está comenzando a infiltrarse en provincias como la nuestra, tradicionalmente conocida por su tranquilidad. Cutervo, con su rica historia y su identidad marcada por la hospitalidad y la calma, empieza a aparecer en el radar del crimen organizado y la delincuencia común. Este no es un problema ajeno ni lejano; es una amenaza que ya toca nuestras puertas.
La pregunta que debemos hacernos como comunidad es clara: ¿vamos a esperar a que un hecho trágico, con consecuencias irreversibles, nos obligue a reaccionar? ¿Permitiremos que la inseguridad se normalice y erosione la paz que tanto valoramos? La respuesta debe ser un rotundo no. No podemos permitirnos la pasividad ni la indiferencia. Este intento de asalto no es solo una anécdota; es un síntoma de un problema mayor que exige acción inmediata, coordinada y sostenida.
La responsabilidad principal recae en las autoridades locales. La Policía Nacional, el gobierno municipal y demás instituciones tienen el deber de actuar con urgencia y visión estratégica. No basta con responder a los incidentes una vez que ocurren; es imperativo prevenirlos. Esto implica aumentar la presencia policial en zonas vulnerables, mejorar la iluminación en puntos críticos, instalar y mantener sistemas de videovigilancia efectivos, y garantizar que las fuerzas del orden estén adecuadamente equipadas y capacitadas.
Además, es crucial que se implementen campañas de concientización para educar a la población sobre medidas de autoprotección y la importancia de la denuncia oportuna.
Sin embargo, la seguridad no es solo tarea de las autoridades. La ciudadanía de Cutervo debe asumir un rol activo y comprometido. La organización vecinal, la vigilancia comunitaria y la colaboración estrecha con la Policía son pilares fundamentales para construir un entorno seguro. La indiferencia o el temor no pueden ser excusas; cada vecino debe convertirse en un agente de cambio, denunciando actividades sospechosas y participando en iniciativas que fortalezcan el tejido social. Una comunidad unida, informada y vigilante es la mejor defensa contra la delincuencia.
Además, es necesario abordar las raíces de este problema. La delincuencia no surge en el vacío; factores como la desigualdad, la falta de oportunidades y la descomposición social son caldo de cultivo para el crimen. Las autoridades y la sociedad civil deben trabajar juntas para promover el desarrollo económico, la educación y la inclusión, especialmente para los jóvenes, quienes son particularmente vulnerables a ser captados por el crimen organizado.
Cutervo aún tiene la oportunidad de frenar esta ola incipiente de inseguridad, pero el tiempo apremia. Cada día de inacción es un día en el que la delincuencia puede ganar terreno. Hoy, más que nunca, necesitamos un compromiso colectivo: autoridades proactivas, ciudadanos empoderados y una visión clara de futuro. No dejemos que la tranquilidad que define a nuestra ciudad se convierta en un recuerdo del pasado. Actuemos ahora, con firmeza, responsabilidad y esperanza, para que Cutervo siga siendo un lugar donde podamos vivir sin temor.
Por: José Matta Guerrero
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