Editorial
CUTERVO NO PUEDE SEGUIR POSTERGANDO EL ORDENAMIENTO DEL TRÁNSITO VEHÍCULAR

Cutervo no puede seguir postergando el ordenamiento del tránsito vehicular
Cada año, Cutervo se engalana para celebrar con fervor una de las festividades religiosas, comerciales y taurinas más importantes del país: la fiesta en honor a San Juan Bautista. Esta tradición, que llena de color, fe y alegría nuestras calles, atrae no solo a los paisanos que retornan con nostalgia a su tierra, sino también a miles de visitantes por la riqueza cultural, el espectáculo y la devoción. Sin embargo, en medio de esta efervescencia, persiste un problema crónico que ensombrece el festejo y pone en riesgo la seguridad de todos: el caos vehicular que, lamentablemente, sigue siendo una prioridad postergada por autoridades y ciudadanos.
El escenario se repite con alarmante regularidad: calles colapsadas por el tráfico desordenado, mototaxis que zigzaguean sin respeto alguno por las normas más básicas de tránsito, vehículos que levantan polvaredas como si las vías urbanas fueran aún caminos rurales, y lo más grave, menores de edad conduciendo motocicletas y mototaxis como si las calles fueran una pista de carreras improvisada. Esta situación no solo refleja una preocupante falta de cultura vial, sino también una indiferencia colectiva que pone en riesgo vidas humanas.
¿Hasta cuándo seguiremos tolerando este desorden?
¿Cuántos accidentes, cuántas pérdidas irreparables serán necesarias para que Cutervo despierte y actúe?
La ausencia de un control efectivo del tránsito vehicular no es un problema nuevo, pero su persistencia es inaceptable. Las autoridades municipales y policiales tienen una responsabilidad ineludible en este asunto. No basta con una presencia esporádica de efectivos durante las festividades, ni con operativos que parecen más un cumplimiento formal que una solución real. Cutervo necesita una estrategia integral y sostenida para ordenar el tránsito: desde la implementación de señalización clara y adecuada hasta la aplicación estricta de sanciones para quienes infringen las normas. Es imperativo establecer un registro riguroso de conductores, especialmente de mototaxis, y garantizar que solo quienes estén debidamente capacitados y autorizados puedan circular. Asimismo, es crucial erradicar la alarmante práctica de permitir que menores de edad conduzcan vehículos motorizados, una irresponsabilidad que no solo pone en peligro sus vidas, sino también las de los demás.
Sin embargo, el ordenamiento del tránsito no es una tarea exclusiva de las autoridades. Los ciudadanos, y en particular los conductores, deben asumir su cuota de responsabilidad. Los mototaxistas, que constituyen una parte significativa del parque vehicular en Cutervo, deben entender que su labor no les otorga carta blanca para estacionarse donde les plazca, invadir veredas, bloquear accesos o circular sin respetar las señales de tránsito. Conducir un vehículo, sea un mototaxi, una motocicleta o un automóvil, implica mucho más que manejar un volante; es un acto de responsabilidad cívica que exige respeto por las normas, prudencia en las calles y, sobre todo, un compromiso con la seguridad de todos. La costumbre de tratar las vías públicas como un territorio sin ley debe llegar a su fin.
La indiferencia colectiva frente a este caos vehicular nos convierte, en cierta medida, en cómplices silenciosos. Cuando permitimos que las calles se transformen en trampas mortales, cuando normalizamos la imprudencia y la velocidad temeraria, estamos erosionando los cimientos de una convivencia pacífica y segura. Cada accidente evitable, cada vida perdida en las carreteras, es un recordatorio doloroso de lo que está en juego. Cutervo no puede seguir postergando esta deuda con su gente.
Es momento de que Cutervo aspire a más. Merecemos calles ordenadas, seguras y transitables. Merecemos autoridades que actúen con decisión y ciudadanos que se comprometan con el cambio. Las fiestas de San Juan Bautista, que deberían ser una celebración de vida, fe y unión, no pueden seguir empañadas por el riesgo constante del caos vehicular. Que esta vez, al menos, sea el punto de partida para escribir una historia distinta: una en la que el respeto, la responsabilidad y el orden sean los verdaderos protagonistas de nuestro progreso.
Hagamos de Cutervo un ejemplo de civismo y seguridad. No por las fiestas, no por los visitantes, sino por nosotros mismos, por nuestras familias y por el futuro de nuestra tierra. El cambio está en nuestras manos, y el momento de actuar es ahora.
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