Editorial
CUTERVO: UNA LECCIÓN DE UNIDAD EN MEDIO DE LA TORMENTA NACIONAL

✍️ #Editorial | CUTERVO: UNA LECCIÓN DE UNIDAD EN MEDIO DE LA TORMENTA NACIONAL
En medio de la tormenta política que sacude al Perú, Cutervo emerge como un faro de lucidez y madurez. La decisión de su pueblo de otorgar una pausa estratégica al paro regional indefinido no es un acto de claudicación, sino una muestra de templanza y visión de futuro. Lejos de rendirse, Cutervo ha condicionado al diálogo, a la espera de un nuevo gabinete ministerial al que planea exponer sus demandas con la misma firmeza con que las defendió en las calles y en lugares estratégicos como Chiple.
Estas reivindicaciones no son caprichos, sino deudas históricas que el Estado centralista ha ignorado por décadas. La culminación del tramo II de la carretera Longitudinal de la Sierra, el mejoramiento de su corredor vial, y una lucha frontal contra el flagelo de la minería ilegal y la espiral de inseguridad ciudadana, no son simples pedidos, sino pilares fundamentales para el desarrollo y la vida digna de toda una provincia.
Durante las jornadas de lucha, Cutervo se convirtió en un espacio de dignidad. Mientras la alta política se enfrascaba en disputas políticas, el pueblo organizado demostraba con solidaridad y cohesión que la verdadera fuerza de una nación reside en su gente. Esta capacidad de organización es un capital social invaluable que las autoridades harían bien en reconocer. Es la expresión genuina de un pueblo que no pide favores, sino que exige la justicia y la atención que por derecho le corresponden.
Sin embargo, la calma táctica de Cutervo contrasta con la efervescencia que recorre el resto del país. Este martes 15 de octubre, las calles de Puno, Piura y La Libertad volverán a ser escenario del descontento ciudadano. No son protestas aisladas; son los síntomas de un mal más profundo: el divorcio absoluto entre una clase política encapsulada en sus intereses y una ciudadanía hastiada. Con un gobierno transitorio que no genera certezas y un Congreso desacreditado, el clamor por un cambio real se vuelve ensordecedor.
El mensaje que emana desde Los Andes, desde la dignidad de Cutervo hasta el hartazgo de Puno, es un grito unificado del "Perú profundo". Es la voz de las regiones cansadas de la indiferencia, de la corrupción sistémica y de las promesas incumplidas. El pueblo exige hechos, no discursos. Si el nuevo gabinete ministerial aspira a reconstruir la confianza perdida, su primera tarea debe ser girar la mirada fuera de Lima, escuchar con humildad y gobernar desde los territorios.
Cutervo, con su gesto, ha puesto la pelota en la cancha del poder. Su pausa no es silencio, es un compás de espera vigilante. El pueblo ha hablado y ahora aguarda, con la firmeza de sus montañas, que el gobierno esté a la altura del desafío. Porque su voz, hoy contenida, volverá a resonar con más fuerza si la justicia sigue siendo una deuda pendiente.