Editorial

“EL COVID NO MATA SOLO… NO SEAMOS CÓMPLICES” 

En esa exhortación de sumar voluntades será un gesto de ayuda mutua y de compromiso por lo que, invocó a los gobernadores regionales, alcaldes provinciales y distritales, sectores públicos y privados y organizaciones de base de la sociedad civil a “hacer causa común”. 
Redacción RI

El gobierno anuncia que, a partir de octubre, se estaría iniciando la Fase 4 de la “reactivación económica” autorizando nuevas actividades como el aforo a los centros comerciales y restaurantes, que será de manera gradual para evitar el rebrote de contagios y poder controlar la pandemia, como ha sucedido en otros países.   

Según, su entusiasmado optimismo, el gobierno con la Fase 4 busca cumplir su compromiso para entregar a su sucesor una economía recuperada y salir de la crisis, de una manera rápida logrando un crecimiento de 10 % del Producto Bruto Interno. 

En el país, la pandemia ha acrecentado la desocupación con incalculables índices, donde la situación de millones de peruanos y peruanas, cada día, se torna más difícil, la gente tiene que salir a la calle a ganarse la vida a como dé lugar, hay miles de familias vulnerables y marginadas en la miseria y acosada por un virus que le coacciona a la muerte. 

Cabe indicar que, con actividades económicas o sin ellas, desde el inicio de la emergencia sanitaria, siempre hubo personas desobedientes a las medidas sanitarias, muy necesarias para detener el contagio del COVID; este sector, sin el mayor cuidado, organizan fiestas, reuniones amicales, visitan familiares, acuden a cantinas, etc. dejando al margen el buen uso de la mascarilla, el distanciamiento social o el correcto lavado de manos, considerados como los principales vectores de contagio en la población en peligro, como los adultos mayores y personas con comorbilidad. 

La gente obediente, respetuosa, ordenada y disciplinada considerada como generación de oro, se nos está yendo, cada día está menos, a esa generación educada, honrada y trabajadora de buenos principios, de respeto y de abundante  amor al prójimo, se los está destruyendo y pasará a la historia como una generación con valores, pues, las nuevas  generaciones no se respetan entre sí y se les están formando disminuidas en sentimientos, en principios, en convicciones y en buenas costumbres, por eso es que el COVID avanza cruelmente…. 

Ahora, solo nos queda invocar que, en la medida en que la persona se cuide, podrá contrarrestar el contagio, es decir “solo, depende de nosotros” en seguir cumpliendo las recomendaciones de protección de la salud con paciencia, valor y fe con la esperanza de que esta situación ha de pasar, pues “todo llega y todo tiene su final”. 

El Ejecutivo ha apelado a la presión social de familiares, amigos y población en general, a través de una agresiva campaña denominada “El COVID no mata solo… No seamos cómplices”, un mensaje duro y directo que busca sensibilizar a las personas irresponsables que desacatan las medidas y evitar que se conviertan en transmisores del coronavirus…  

En esa exhortación de sumar voluntades será un gesto de ayuda mutua y de compromiso por lo que, invocó a los gobernadores regionales, alcaldes provinciales y distritales, sectores públicos y privados y organizaciones de base de la sociedad civil a “hacer causa común”. 

Pero, también, es bueno resaltar el respeto y disciplina de las personas que tienen necesidad de trabajar cumplen con las medidas establecidas y muestran su confianza de regresar sanas a sus casas y mantener a salvo la salud de sus familiares y de los demás. 

Mientras para unos es satisfactorio el inicio de la Fases 4 de la reactivación económica para otros es muy preocupante, el mensaje “El COVID no mata solo… No seamos cómplices”, no tendría coherencia si sus objetivos que persigue no están de acuerdo a los contextos socio-culturales y desigualdades, y la pandemia sería incontenible porque acentuaría la polarización “entre quienes se cuidan” y quienes “no”, ese sector irresponsable. 

La exhortación de “No seamos cómplices”, tiende a cuestionar a los malos comportamientos de un sector ciudadano, pero no solo carguemos la responsabilidad a ellos, pues, la complicidad del contagio, mayormente, se debe a los grandes autores de esta crisis, como los gobernantes de turno que no invirtieron, eficazmente, para mejorar el precario sistema de salud, a esa nefasto grupo, está la mayoría de autoridades y empresas corruptas que en las últimas décadas generaron millonarias pérdidas económicas al país… un indignante tema de nunca acabar. 

De tal modo y, siendo objetivos, si no acatamos las medidas recomendadas por las autoridades de salud, esta nueva Fase de Reactivación Económica acrecentará más contagios y los cementerios pueden ser cortos, recordemos que el Perú, a nivel mundial, se ubica entre los primeros lugares del desastre en la pandemia; no abandonemos lo poco que se ha ganado al COVID, pues, de qué habría servido la millonaria inversión que ha hecho el Estado a través de sus diferentes estamentos… solo el amor al prójimo nos puede salvar de muchas pandemias …