Editorial

EL PERÚ DEBE APRENDER DE SUS PROPIAS LECCIONES

Editorial de este viernes 10 de octubre del 2025
Redacción RI

 #Editorial | EL PERÚ DEBE APRENDER DE SUS PROPIAS LECCIONES

Ayer, el Perú vivió una jornada de incertidumbre y preocupación. El país entero fue testigo del temor que se apodera de la gente, del miedo que ya no distingue calles ni regiones, del clamor que surge desde el corazón mismo del pueblo que exige seguridad, justicia y gobernabilidad. Desde el sur hasta el norte, desde el centro hasta el oriente, la voz del Perú se alzó fuerte, reclamando que quienes conduzcan los destinos de la patria sean personas capaces, con visión, ética y compromiso. Sin embargo, esa voz ciudadana, poderosa y dolida, encontró el eco del silencio en un Congreso que permaneció mudo y ciego, sumido en su propio letargo político, disfrutando de un romance nocivo con un Ejecutivo desacreditado y desbordado por la incapacidad.

Pero como toda relación construida sobre intereses y cálculos mezquinos, ese vínculo se rompió cuando el calendario electoral marcó su presencia. Entonces, los dos poderes más desaprobados del país se dieron la espalda, no por convicción moral ni por sentido de patria, sino por simple estrategia política. Ayer fue, pues, un día agitado y revelador, un capítulo más de una historia que el Perú no puede seguir repitiendo.

Hoy, más que nunca, debemos aprender de las lecciones que nos deja esta crisis. El pueblo peruano —ese que sale a las calles, que llena plazas, que se levanta con dignidad y esperanza— debe prepararse para no tropezar con la misma piedra. El voto que se avecina no puede volver a ser un acto de resignación o venganza, sino un acto de conciencia. El Perú debe decir basta: basta de políticos ladrones, basta de corrupción enquistada en los poderes del Estado, basta de partidos políticos convertidos en clubes de intereses.

Es hora de recuperar el sentido real de la democracia, ese que emana del pueblo y que debe servir al pueblo. La democracia no puede seguir siendo el disfraz de la impunidad, sino la herramienta para construir un país basado en la verdad, la justicia y la vida.

Y en medio de esta convulsión nacional, debemos destacar un hecho que nos llena de orgullo: el gran ejemplo de lucha y unidad que ha dado la región Cajamarca y, en particular, la provincia de Cutervo, con el paro regional indefinido iniciado el pasado 6 de octubre. Ese movimiento no fue un capricho, sino una expresión legítima de un pueblo que exige respeto y atención. Aunque hoy la medida de fuerza se suspenda por la crisis política nacional, queda el ejemplo indeleble de su coraje, de su organización, de su espíritu solidario.

Cutervo y Cajamarca le han recordado al país que la verdadera fuerza no está en el poder de unos pocos, sino en la voz unida de un pueblo decidido. Que esta pausa no sea un final, sino un respiro para continuar con más sabiduría y convicción la lucha por un Perú digno, libre y justo.
Porque el Perú no puede seguir viviendo entre el miedo y la corrupción.
Porque el Perú debe aprender… y no volver a caer.