Editorial
LA BANDERA ONDEÓ HOY EN CUTERVO... ¿Y LA PATRIA EN NUESTROS CORAZONES?

La Bandera Ondeó Hoy en Cutervo… ¿Y la Patria en Nuestros Corazones?
Hoy, en Cutervo, la Bandera Nacional se alzó al viento en un acto cargado de simbolismo, adelantándose a la conmemoración oficial del 7 de junio, Día de la Bandera. Este acto protocolar nos transporta a 1880, a la épica y trágica Batalla de Arica, donde un grupo de peruanos, liderados por el coronel Francisco Bolognesi y el joven alférez Alfonso Ugarte, enfrentaron un destino inexorable. Conscientes de que no había victoria posible, eligieron quedarse, luchar y ofrendar sus vidas antes que rendirse. Su sacrificio no fue solo un acto de valentía, sino un testimonio de lealtad inquebrantable a la patria, un legado que resuena en nuestra historia como un recordatorio de lo que significa ser peruano.
Sin embargo, en medio de banderas izadas, discursos solemnes, desfiles escolares y cánticos patrióticos, surge una pregunta ineludible: ¿es suficiente con recordar? ¿Basta con rendir homenaje a nuestros héroes con ceremonias si, en nuestra vida diaria, no defendemos los valores que ellos encarnaron con su sangre? La Bandera Nacional no es solo un pedazo de tela teñida de rojo y blanco; es un símbolo vivo, un reflejo de lo que somos como nación y de lo que aspiramos a ser. Representa la unión de los peruanos, pero ¿estamos realmente unidos? Representa nuestra identidad, pero ¿qué identidad proyectamos cuando la corrupción, la indiferencia, el egoísmo y la apatía se han normalizado en nuestra sociedad?
El sacrificio de Arica no fue un gesto vacío ni un simple capítulo de los libros de historia. Fue una lección profunda de dignidad, compromiso y amor incondicional por el Perú. Aquellos hombres no solo defendieron un territorio, sino una idea: la de un país que merecía ser libre, justo y soberano. Sin embargo, hoy parecemos conformarnos con honrar a nuestros héroes en efemérides, mientras en la vida cotidiana toleramos que los principios que ellos defendieron sean erosionados por la impunidad, la desidia y el oportunismo. Nos emocionamos con el recuerdo de Bolognesi y Ugarte, pero ¿dónde está esa misma valentía cuando se trata de alzar la voz contra la injusticia, de rechazar la corrupción o de trabajar por el bien común?
Celebrar el Día de la Bandera no debería ser un acto mecánico, reducido a un evento en el calendario o a un desfile en la plaza. Debe ser una oportunidad para mirarnos al espejo como sociedad y preguntarnos, con honestidad, si estamos a la altura del sacrificio de aquellos que dieron todo por el Perú. ¿Qué hacemos, desde nuestras escuelas, municipios, familias y lugares de trabajo, para construir el país que soñaron los héroes del Morro de Arica? ¿Cómo honramos su memoria si permitimos que la desigualdad, la falta de oportunidades y la desconfianza sigan fracturando nuestra nación?
La Bandera que hoy flameó con fuerza en Cutervo no puede quedarse solo en el mástil, ondeando al viento. Debe vivir en nuestras acciones, en la honestidad de cada ciudadano, en la responsabilidad de cada funcionario, en el compromiso de cada joven que representa el futuro del país. No basta con repetir los nombres de nuestros héroes; debemos tener el coraje de imitarlos. Ser patriota no es solo cantar el himno con fervor o aplaudir en un desfile; es asumir, día a día, la responsabilidad de construir un Perú más justo, más equitativo y más digno.
La verdadera jura a la bandera no se agota en un acto protocolar frente a un mástil. Ocurre en el corazón de cada peruano que decide, con sus acciones, luchar por un país mejor. Es la maestra que inspira a sus alumnos a ser ciudadanos íntegros, el servidor público que trabaja con transparencia, el joven que se compromete con su comunidad, el vecino que rechaza la indiferencia y actúa por el bien común. Esa es la patria que debemos llevar en el alma, la que da sentido a los colores de nuestra bandera.
Hoy, en Cutervo, la Bandera Nacional ondeó con orgullo. Que ese orgullo nos impulse a ser mejores, a no conformarnos con gestos vacíos, a no olvidar que la patria no se construye solo con recuerdos, sino con esfuerzo, sacrificio y compromiso. ¡Que viva el Perú! Pero, sobre todo, que viva en nuestras acciones, en nuestra voluntad de transformar la nación en un lugar donde la justicia, la solidaridad y la esperanza sean la verdadera bandera que nos une.
Po: José Matta Guerrero
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