Editorial

PRIVILEGIO A GRANDES EMPRESAS, PREVALECE SIEMPRE… 

No olvidemos, también, que los gobiernos privilegian a las empresas de telecomunicaciones para instalar antenas “tipo árbol” en los parques y plazas en todo el país, problema que está creando queja en los vecinos, porque, según los entendidos, causa impacto negativo en la salud. 
Redacción RI

En el Perú, las grandes empresas tienen libertad para hacer y deshacer en nuestro país, por ejemplo: Sol gas, Lima Gas, Zeta Cas (empresas extranjeras) subieron de precio el balón de gas; Movistar, administradora de los servicios de telecomunicaciones es deficiente, de igual manera, Electro Norte que no supera a los sorpresivos apagones, situaciones como otras convierten en tormento en la población y, por ende, afecta más a su deteriorada economía.  

Es indignante que, el Gobierno y el Congreso de la República, quienes tienen el deber de defender los intereses del pueblo, no digan “esta boca es mía” y por décadas se tenga que seguir, sumisamente, respetando leyes que atentan a nuestro quebrantado peculio. 

La pandemia deterioró nuestra economía, a esto, se suma Telefónica, una empresa voraz que llegó al país “como manso cordero” que, a través de Movistar, explota y trafica con la necesidad del pueblo, da un pésimo servicio y con las perennes interrupciones se calcula que se recibe un promedio de 20 días al mes, sin embargo, el recibo mensual no varía y es puntual, caso contrario, al día siguiente, automáticamente, suspende el servicio y su reposición lleva cierto tiempo…  

A Cutervo, “con bombos y platillos” llegó la fibra óptica y nos ilusionaron de sus bondades, pero resulta que “el remedio es peor que la enfermedad”, porque no soluciona a tan embarazoso problema comunicacional. 

La presencia de Telefónica en el Perú es un legado del ex dictador Alberto Fujimori, quien nos engañó que tenía el plan de mejorar nuestros niveles de vida y convertirnos en “el tigre andino del desarrollo”, y los sucesivos gobiernos no hicieron nada, por lo menos, tomarse la molestia de revisar los convenios suscritos entre el Gobierno y Telefónica. 

Existe Osiptel, el organismo técnico que regula y supervisa el mercado de servicios públicos de telecomunicaciones, pero (conforme van las cosas), parece ser solo “mesa de partes”, pese a conocer todas las irregularidades y deficiencias del servicio y su labor pasa por desapercibida… es decir la burocracia siempre reinando en las instituciones con una receta determinada por los grupos de poder. 

En la actualidad, el internet, influye en nuestras vidas y se convierte en una necesidad básica para el trabajo, entretenimiento, estudio, para hacer gestiones, etc., su consumo se elevó en la pandemia y cuando hay interrupciones de este indispensable servicio en cualquier institución al personal debe causarle “más de un dolor de cabeza” que le indignará, pero ese arrebato, solo, allí queda; ya que con esta pandemia el teletrabajo sustituye a lo presencial.   

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones confirma la necesidad de más infraestructura y más antenas para comunicarse mejor, ampliar y responder a la mayor demanda que admita el trabajo de manera remota, las clases virtuales, el comercio electrónico, etc., de este modo, reducir la brecha digital que actualmente registra el país y dar seguridad y confianza a los peruanos… 

Cualquiera que fuera el propósito del gobierno, lo cierto es, que tenemos una Telefónica que “hace lo que le viene en gana” y se aprovecha de nuestros recursos a cambio de nada, tal es el caso, que “a la prepo” tomó la cima del cerro Ilucán, depredó su área, destruyó sus restos arqueológicos, construyó su muro perimétrico, izó postes, etc. atentando a nuestra heredad que generó rechazo e indignación en las autoridades, organizaciones de base y en la población, pero transcurrido el tiempo parece que “no pasa nada”.  

No olvidemos, también, que los gobiernos privilegian a las empresas de telecomunicaciones para instalar antenas “tipo árbol” en los parques y plazas en todo el país, problema que está creando queja en los vecinos, porque, según los entendidos, causa impacto negativo en la salud. 

Telefónica del Perú seguirá utilizando al país con el aval de los gobiernos y congresistas de turno, sin tener (el pueblo) a quien reclamar y es preocupante también que, ni la Defensoría del Pueblo, Ministerio Público y Poder Judicial, no digan nada al respecto, pese que también a estas entidades les perjudica el mal servicio de internet. 

Por ello, y otros casos más, nuestra Perú, es un país de injusticias y de grandes desigualdades donde al pueblo no se le perdona nada, en cambio, a las grandes empresas se les favorece a pesar que tienen deudas millonarias a la SUNAT, por eso, la mayoría de la población ya no cree en las autoridades y está decepcionada de la clase política. 

Las injusticias y las desigualdades, vengan de donde vengan, siempre, serán inaceptables y nuestro papel será de combatirlas, puesto que nuestro propósito es devolver a la población la confianza y esperanza de un país con igualdad social; no con un simple slogan sino buscar (en la práctica) un país solidario, equitativo y con oportunidades para todos.