Editorial

QUE NO NOS VENZA EL DESANIMO Y LA DESESPERANZA…

Y, ante tanta adversidad, luchemos hasta el último, no nos rindamos que prime el espíritu de ánimo y de fortaleza…
Redacción RI

Nos invocan a “no rendirse ante la adversidad” y, como lo hemos reiterado durante todo este tiempo, seguir cumpliendo los protocolos de bioseguridad: usar las mascarillas adecuadamente, con frecuencias lavarse las manos, evitar aglomeraciones y toda clase de reuniones, pues, el desánimo y la desesperanza en estos momentos difíciles que vive el país por la segunda ola del COVID, pueden ser muy peligrosos.  

El asombroso avance de la pandemia en estos últimos días y que ha desbordado la capacidad de los hospitales y demás establecimientos de salud ha motivado que el gobierno adopte medidas más radicales y evitar una desgracia nacional disponiendo una cuarentena total en 10 regiones con nivel de alerta extremo primando la salud ante la economía, algo similar a lo del año pasado, aunque, con ingratos recuerdos en ambos aspectos.  

La excedida desobediencia durante la Navidad y Año Nuevo, el desborde de la gente por las calles, las reuniones, viajes, el tiempo desaprovechado y el no haber tomado en cuenta las experiencias del pasado, han sido los mejores aliados del COVID, sumándose la irresponsabilidad y la poca atención a las recomendaciones sanitarias que trajeron abajo el gran esfuerzo desplegado por la mayoría del país y nadie sabe, a ciencia cierta, cuándo terminará esta pandemia y, tampoco, estamos al corriente si estas medidas de emergencia continuarán en el devenir de los días. 

Fue un error creer que el COVID solo mataba a los viejitos, ahora, sabemos que no respeta a la edad, ni ricos ni pobres, credo o raza, etc. sin embargo, frente a esta aciaga realidad siguen las fiestas, los paseos y otras actividades que aglomera a la gente. 

La población de otros países es responsable y disciplinada; en cambio, en el nuestro, somos reacios, desordenados, egoístas, indiferentes, incluso, conformistas y muy listos para culpar a alguien de lo que viene ocurriendo siendo (también) nosotros mismos que con nuestra viveza criolla lo hemos generado esta alarmante realidad con una mayor crisis económica, social y cultural de nuestra historia y donde la corrupción está en su punto. 

En este sombrío panorama, la región Cajamarca está entre las regiones de riesgo muy alto, escuchamos importantes anuncios del gobierno de implementar a los hospitales, pero sus efectos no llegan a cabalidad a provincias, peor a los distritos donde sus centros de salud siguen desatendidos con reclamos que, muchas veces, solo queda en el papel. 

En Cutervo, según los propios trabajadores, las necesidades del Hospital Santa María aún falta por atender, carece de especialidades básicas que le obliga a referir a sus pacientes a otros hospitales de mayor poder resolutivo, está desimplementado en medicamentos, de ahí que los pacientes tienen que adquirirlos en farmacias particulares, hasta por algodón y jeringas de inyectables se tiene que mendigar a la DISA; lamentamos que por oscuros intereses se interrumpió la gestión para que el Hospital sea Unidad Ejecutora, estamos a tiempo para retomar este importante reclamo. 

Es importante que cada institución fortalezca su espíritu autocrítico, en ese camino, hay interés de todos los trabajadores del Hospital, en aras de mejorar la atención, revertir la mala imagen fabricada por terceros intereses. 

Ante muchas escaseces y con la esperanza de que pronto se reinicie la ejecución del “Saldo de Obra de la Construcción y Equipamiento del Hospital Santa María”, es importante apoyar (decididamente) a la iniciativa del FEDIP de luchar por el ascenso al Nivel II – 2 y así cumplir las merecidas expectativas de salud pública. 

“No hagamos oídos sordos”, la pandemia nos sigue advirtiendo que el Centro Médico COVID, también, padece de muchas carencias, por lo que, apremia contratar profesionales idóneos que capaciten al personal para mejorar la atención, urge de personal especializado para atender otras enfermedades que complica la salud de los pacientes internados, exigir a los proveedores que los manómetros requeridos sean de calidad y no nos sigan estafando con productos chinos, como también, se necesita máscaras de alto flujo, etc. 

Estas insuficiencias como otras, pese a los reiterados pedidos por el personal del Centro Médico COVID, deben ser atendidas (inmediatamente) por la DISA y la Dirección Regional de Salud de Cajamarca, caso contrario, seguiremos en lo mismo o peor, soportando más desgracias que lamentar, la palabra también lo tiene el Comando Provincial de Operaciones, pues no basta solo declaraciones, sino que la palabra esté unida a la acción.   

“En medio del dolor y los pesares durante la pandemia, la última palabra es la vida y no la muerte”, de ahí que, expresemos nuestro justo respeto y gratitud a todos los médicos, personal de salud, personal de limpieza, entre otros, por su dedicación y sacrificio constante y estar en primera línea defendiendo la vida, a pesar de la serie de los peligros que pueden tener… Todos reconocemos su generosidad y su compromiso que enaltecen su labor haciendo, cada vez, más abnegada.  

Y, ante tanta adversidad, luchemos hasta el último, no nos rindamos que prime el espíritu de ánimo y de fortaleza…