Editorial

¿QUE SIGNIFICA LA JUSTICIA SOCIAL? 

Si seguimos comentando se desenvolverá una cadena de ejemplos que nos admitirían encaminar la verdadera justicia social que, en resumen, diremos que los derechos humanos están por encima de todo, siendo esta es la razón que nos hace apostar por la igualdad de oportunidades, por una sociedad inclusiva, sostenible y segura.
Redacción RI

Nuestras opiniones vertidas, en este espacio, siempre hemos mencionado la aspiración de los pueblos a una justicia social, pues cada día, se hace más necesaria… la justicia social es un valor fundamental que permite entre todos convivir en un ambiente de paz y armonía, donde el bien prevalezca sobre el mal, donde la igualdad de oportunidades sea para todos sin denigrar ni mancillar a la persona y, así, poder alcanzar el progreso y la alta calidad de vida que se debe disfrutar sin contradicción alguna.  

En el Perú (siempre) se agenda políticas públicas de justicia social apoyadas con leyes y normas para garantizar sus objetivos, pero como se dice en el argot criollo “hecha la ley, hecha la trampa”, en la práctica su cumplimiento es mínimo debido a la desidia y a la corrupción y es común observar actos discriminatorios, privilegios de todo tipo, etc. hechos que degradan e impacientan a nuestros ciudadanos. 

 Expertos en la materia señalan que, la existencia de una justicia social se fortalece en la defensa de la dignidad humana, en la igualdad de oportunidades y en el Estado social de derecho para dejar al margen cualquier acto autoritario o abusivo que vulnere las libertades básicas a cambio de algo. 

En las circunstancias en que atraviesa el país será un gran desafío de los pueblos impulsar una efectiva justicia social, esperanza de cambio que se logrará con la participación de todos, sin caer en el oportunismo, asistencialismo o populismo que harían, cada vez más, ser dependientes donde se aprovechen de la situación para mantenerse en el poder anulando el espíritu democrático considerado una necesidad en la vida de los pueblos.     

En la cruzada de lucha por una justicia social es imperativo optar decisiones concretas que erradiquen la pobreza, el hambre y la desigualdad, a través de un trabajo digno con iguales oportunidades tanto para hombres y mujeres y puedan desarrollarse satisfactoriamente en la sociedad; desechando toda clase de preferencias y privilegios muy comunes en la vida diaria. 

Que el derecho a la salud sea para todos con el impulso de un sistema sanitario, suficiente y seguro y así poder superar su actual precariedad como así lo encontró la pandemia donde la salud sirvió y sirve de negocio de inescrupulosos que se aprovecharon del dolor ajeno para seguir amasando fortuna.  

No se puede esconder ante los demás sobre lo que ocurre con los beneficiarios de los programas sociales, los bonos o las canastas tendientes a paliar la grave situación de las familias vulnerables, allí cabe preguntar ¿reciben los beneficios las personas que verdaderamente lo necesitan o lo merecen? 

El uso ineficiente, corrupto e irresponsable de los recursos públicos destinados a la inversión social que se traducen en los servicios públicos con una justicia social debe revertirse y no sea (salvo raras excepciones) que las empresas en contubernio con funcionarios estén al acecho de las obras públicas frustrando los esfuerzos y sacrificios que generalmente le cuesta al pueblo.  

El derecho a la educación debe ser inclusivo, equitativo y de calidad que permita una adecuada formación donde a los estudiantes se les asegure, en iguales condiciones, un prometedor futuro…  

La justicia social existirá, si (verdaderamente) se pone en práctica la igualdad de género que, pese a que hay leyes que reconocen los mismos derechos para hombres y mujeres, en la actualidad es una tarea pendiente.  

En el camino de la justicia social se ha de procurar que la cobertura de los altos cargos públicos sea por quienes verdaderamente lo merecen y no motivados por los apetitos políticos, acomodos amicales o familiares o por los jugosos sueldos; es hora de revertir esta situación con personas honestas y de intachable trayectoria sin mirar el credo político.    

La justicia social también significa luchar contra la trata de personas, el abuso, la violencia, la exclusión, el racismo, la xenofobia, etc. que atentan a la dignidad humana, siendo un derecho irrenunciable de toda persona actuar con libertad y cumplir sus compromisos con independencia sin presiones por su condición económica, social, raza o procedencia. 

Todos los gobiernos en campaña prometen impulsar una vivienda digna, pero llegaron al poder, esta promesa se esfuma y vemos que muchos asentamientos humanos son olvidados carecen de agua, desagüe, energía eléctrica, etc. donde la vida del poblador es, cada vez, sombría. 

La justicia social nos impulsa a proteger el medio ambiente y el cuidado de nuestros recursos naturales para que los pueblos y comunidades ostenten una mejor calidad de vida en el marco del desarrollo sostenible, así como cuidar nuestros recursos y la economía del pueblo. 

Nos permitirá combatir a la impunidad que genera la corrupción donde la aplicación de las leyes sea igual para todos y la dignidad debe ser incólume, pues “lo que separa a la gente, es la maldad, la hipocresía, el egoísmo, la codicia, la falta de respeto y la injusticia y otras conductas denigrantes”. 

Si seguimos comentando se desenvolverá una cadena de ejemplos que nos admitirían encaminar la verdadera justicia social que, en resumen, diremos que los derechos humanos están por encima de todo, siendo esta es la razón que nos hace apostar por la igualdad de oportunidades, por una sociedad inclusiva, sostenible y segura.