Editorial

UN ANIVERSARIO PATRIO ENTRE EL DOLOR Y LA ESPERANZA

Renovemos el verdadero sentimiento patriótico en una sociedad que clama, a gritos, mejores oportunidades y satisfacción de sus necesidades
Redacción RI

La velocidad del contagio del coronavirus sobrepasó la capacidad de los hospitales con saldos muy lamentables, es la crónica de una tragedia anunciada, el país vive en un infierno de nunca acabar… Se ha reactivado muchas actividades económicas y, ahora, estamos a merced del virus y, aún, no hemos aprendido las lecciones que la pandemia nos dejó. 

En la región Cajamarca los contagios han repuntado peligrosamente, por ahora, las provincias San Ignacio, Jaén y Cajamarca retoman la cuarentena; si nos descuidamos, nuestra provincia no está exenta de esta medida, situación que demanda a las autoridades tomar decisiones adecuadas y no apelar al silencio y a la prepotencia, pues, su negligencia y la inconciencia cívica de un sector social de seguir, tercamente, desacatando las recomendaciones diremos que estamos perdiendo la batalla. 

En un desgarrador contexto revivimos la historia que dio inicio a nuestra vida republicana, hace 199 años, luego de tres siglos de dominación española y un antecedente de rebeliones por parte de indígenas y criollos… Por hoy, no habrá los tradicionales desfiles cívico – patrióticos, la famosa parada militar, entre otros actos, entre el dolor y la esperanza tendremos un lánguido fervor patriótico y, quizás, muchos lo pasarán por desapercibido. 

Recogiendo la semilla del pasado y con visión de futuro se desmiente el engaño de que, con la llegada de los españoles al Perú, se produjo la fusión de dos culturas; al contrario, hubo destrucción y barbarie sistemáticos de nuestra cultu­ra, los españoles nos consideraron, “una raza inferior” y estaban cegados por el oro; situación que, aún, sigue, ya no por el oro, sino por las millonadas de dinero que llevan sangrando al pueblo, como el caso de Telefónica y los jugosos contratos de empresas españolas con el Estado… 

Siempre se suele escuchar la consoladora expresión que, “el Perú es más grande que sus problemas”, sin embargo, todos los días se conocen nuevos actos de corrupción, instituciones debilitadas, discriminaciones, etc. donde la pandemia ha puesto al descubierto nuestras flaque­zas y debilidades. 

Recibimos un nuevo aniversario con un 70% de in­formalidad donde la gente tiene que salir a las calles a ganarse la vida como sea y con miles de familias vulnerables y marginadas, donde la alegría es escurridiza y esquiva en la casa de los pobres, donde la desocupación y miseria campea. 

Un aniversario más sin partidos políticos organizados y se teme, como en anteriores oportunidades, salvo raras excepciones, que cualquier delin­cuente pueda terminar con chance electoral por falta de bases que sirvan de contrapeso, pues hay políticos que dan esperanzas – a cuál más-  luego esquilman y pervierten. 

Recibimos este nuevo aniversario ante un imparable entreguismo de nuestros minerales, servicios públicos y otros más, a empresas transnacionales y, cuando el pueblo reclama se les reprime donde hay, incluso, heridos, detenidos hasta víctimas mortales demostrando que la Policía y el Ejercito son los mejores aliados de las empresas mineras donde la sangre se mezcla con la pólvora.  

Llegamos a los 199 años de independencia con un puñado de gente que tiene el poder económico y político, incluso, un poder oculto y, una larga data, que cercena los derechos, intereses y aspiraciones del pueblo. 

Como también recibimos un nuevo aniversario con un sólido movimiento campesino que, a través de su historia, se mantiene siempre vivo, que vibra su lucha por su dignidad, por sus derechos y por la justicia social como parte de un pueblo que acuna su unidad para resolver sus problemas. 

Los grandes cambios es producto de la unidad de la gente, entonces, en esa misma línea, forjemos nuestra capacidad de cambiar, actuar y hacer algo con esperanza y optimismo… Que perdure una patria nueva sin discursos ni alocuciones bonitas que, muchas veces, se disfrazan para tener cegado a la mayoría de la población, urge promover la práctica de valores de la honradez, la honestidad, solidaridad, justicia, etc. que fortalezcan a las personas y se constituyan en virtudes que debemos imitar… Basta de escuchar en nuestro país actos de corrupción. 

Renovemos el verdadero sentimiento patriótico en una sociedad que clama, a gritos, mejores oportunidades y satisfacción de sus necesidades… Que, este nuevo aniversario, sea el inicio de un nuevo amanecer… Será un aniversario sin bombos ni platillos, será UN ANIVERSARIO ENTRE EL DOLOR Y LA ESPERANZA.