Editorial

“UN PUEBLO QUE DESPIERTA” 

En la mencionada novela abunda el diálogo, el tono coloquial y el ejemplo que sirve de guía y nos enseña a respetar, a rendir homenaje a lo nuestro y a exaltar los valores que se cultiva en el niño, en el joven y en cada ciudadano como toma de conciencia de nuestra realidad en una sociedad deseosa de seguir avanzando y de ver cristalizados sus anhelados objetivos y, que, con mucha razón, el autor lo sintetiza en ese afán progresista en UN PUEBLO QUE DESPIERTA.
Redacción RI

“UN PUEBLO QUE DESPIERTA”, no es título subjetivo, es el ideal de un pueblo decidido a seguir adelante, de un pueblo que no tiene miedo, que no se calla y que no se rinde hasta alcanzar un futuro mejor… ese virtuoso afán (así) lo plasma el profesor Rubén Arturo Vílchez Muñoz en un contenido profundo de su novela “UN PUEBLO QUE DESPIERTA”, producción literaria que será presentada, este viernes, entre los actos culturales que conmemoran los 111 años de creación política de la provincia de Cutervo… importante iniciativa municipal, a través del Comité Organizador de Aniversario Provincial. 

Un significativo evento que propone acrecentar el bagaje cultural de las personas que se interesan por conocer y valorar la literatura de ayer y de hoy de nuestro pueblo, desde ya felicitamos a cada uno de los integrantes del indicado Comité por tan relevante idea. 

Esgrimiendo ideas, sentimientos, deseos, vivencias, costumbres y tradiciones de nuestra sociedad, el autor centra su pensamiento desentrañando el notable TALANTE de Shabano Villamarín, que, no es, sino, la vida de la egregia figura del visionario cutervino Salomón Vílchez Murga, quien ostentó la esencia del deseó del bien para su pueblo, a él, se une su modo de ser del maestro Edú Rosales, aquel hombre de hierro forjado en medio del fuego de las más duras pruebas y circunstancias, don Próspero Ramírez, antología del coraje, perseverancia, caballerosidad y del buen consejo.  

En “UN PUEBLO QUE DESPIERTA” desfilan personajes que, si bien es cierto, no se precisa sus nombres y apellidos, pero es la lógica y el conocimiento que nos intuye deducir de quien se trata y son, precisamente, personalidades que dedicaron sus afanes y sus desvelos por materializar metas y objetivos en este mundo competitivo y desafiante. 

En esa articulación de buscar la verdad y de comprender lo auténtico de lo aparente, lo bueno de lo malo, la realidad y la ficción se suma la originalidad del profesor Rubén Vílchez Muñoz al dilucidar la disensión entre la vanidad del poderoso y la sencillez del humilde que solo tiene su pobreza, en advertencia silenciosa de una lucha de clases, denunciando las injusticias de aquellos tiempos.  

 “UN PUEBLO QUE DESPIERTA”, enriquecida con pasajes históricos nos invoca conocer de cerca sus movilizaciones, organizaciones, avideces y proezas para lograr lo que es ahora, como él, enfatiza las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña “Por sus obras los conoceréis” para distinguir a los verdaderos de los falsos profetas.   

“Nadie puede amar lo que no conoce, ni defender lo que no ama”, expresión que aquilata el autor, de manera sutil, en su afán de rescatar gestas gloriosas ocurridas en la Tierra del Ilucán y hacernos conocer en el tiempo y espacio el actuar de generaciones que nos precedieron y, a costa de todo, conservaron incólume el amor y compromiso para engrandecerlo este terruño y que, gracias a la avidez de sus escritores mantienen un lugar privilegiado en la historia de los pueblos. 

Con certeza se explica que, la literatura como la historia, son fuentes testimoniales de la vida y de los vaivenes de nuestros pueblos y la cosmovisión de sus generaciones. La literatura es el arte expresado a través de la palabra que nos interna en lo subjetivo y objetivo para llevarnos a un mundo de gozo y de aprendizaje, mientras que la historia, es la que testifica los hechos ocurridos a lo largo del tiempo.  

En esa continuidad de afanes y alegrías por lo logrado, encumbra la creación del Colegio Nacional Toribio Casanova, la Subregión y otras obras importantes; y, como colofón, resalta a Darío Villa, inspirado en su propia vida, la de ser maestro, sindicalista, luchador social y defensor de los intereses del pueblo.  

En ese sentido, ¿cómo no preponderar el tesonero afán de nuestros escritores cutervinos, quienes con gran espíritu de imaginación y creatividad dan forma a sus obras y con letras sempiternas engarzan los sentimientos, intereses y expectativas que nos conducen en el tiempo en pos de un pueblo identificado con su historia, su cultura y sus pasiones? 

Tenemos que felicitar, entonces, al Comité Organizador del Aniversario por forjar ese importante eslabón con la cultura que nos insta a seguir estudiando y conociendo a Cutervo, donde las creaciones literarias de sus hijos estén a disposición de la gran masa estudiantil que tiene ansias de saber y conocer el verdadero pasado de esta tierra que tanto amamos y respetamos, pues los pueblos valen en la medida que valoran lo suyo, aman lo que les pertenece y dan todo por aquello que es parte de su propia existencia, 

En la mencionada novela abunda el diálogo, el tono coloquial y el ejemplo que sirve de guía y nos enseña a respetar, a rendir homenaje a lo nuestro y a exaltar los valores que se cultiva en el niño, en el joven y en cada ciudadano como toma de conciencia de nuestra realidad en una sociedad deseosa de seguir avanzando y de ver cristalizados sus anhelados objetivos y, que, con mucha razón, el autor lo sintetiza en ese afán progresista en UN PUEBLO QUE DESPIERTA.