Editorial
UNA CIUDAD QUE NO CUIDA SUS CALLES, DIFÍCILMENTE PODRÁ CAMINAR HACIA EL FUTURO

Una ciudad que no cuida sus calles, difícilmente podrá caminar hacia el futuro
El pasado martes 3, una vecina del Jr. Joaquín Capello, en la ciudad de Cutervo, alzó su voz con justa indignación frente a un problema que, lamentablemente, se repite en muchas calles de nuestra ciudad: el abandono de las vías públicas por parte de las autoridades municipales. Su reclamo no es un simple desahogo personal; es la expresión de una frustración colectiva que resuena en los barrios y refleja el sentir de cientos de ciudadanos que, día tras día, enfrentan las consecuencias de una gestión municipal deficiente.
El Jr. Joaquín Capello no es una calle cualquiera. Su trazado, que conecta el parque San Ramón con la avenida Salomón Vilchez Murga, la convierte en un eje clave para la movilidad urbana de Cutervo. Por ella transitan diariamente escolares, trabajadores y familias enteras que dependen de esta vía para sus actividades cotidianas. Sin embargo, su estado actual es un reflejo de la desidia: huecos profundos, zanjas , barro que dificulta el paso y un entorno que pone en riesgo la integridad de quienes la recorren. Esta calle, que debería ser un orgullo por su ubicación estratégica, se ha transformado en una trampa diaria, especialmente para los niños y niñas que, con mochilas al hombro, sortean este peligroso camino a sus centros educativos.
La pregunta que surge es inevitable y contundente: ¿Dónde están las autoridades responsables? ¿Cuánto tiempo más deberán esperar los vecinos para que se atienda un problema que no solo afecta la estética urbana, sino que compromete la seguridad y la calidad de vida de la población? El grito de esta vecina no es una exageración ni un capricho; es el eco de una ciudadanía que se siente ignorada, postergada y desatendida por quienes tienen la obligación de velar por el bien común.
Es inadmisible que, en pleno corazón de Cutervo, una ciudad con aspiraciones de progreso, existan calles que parezcan olvidadas en el tiempo. El deterioro del Jr. Joaquín Capello no es solo un problema de infraestructura; es un síntoma de un deterioro institucional más profundo. La falta de mantenimiento de las vías públicas refleja una carencia de visión, de planificación y, sobre todo, de compromiso con los ciudadanos. Gestionar pistas y veredas no es un lujo ni un favor que las autoridades otorgan de vez en cuando; es una responsabilidad fundamental, un pilar básico del contrato social entre la municipalidad y la población.
El desarrollo de una ciudad no se mide únicamente por grandes proyectos o discursos rimbombantes. Comienza por lo esencial: garantizar calles transitables, seguras y dignas para todos. Cada hueco sin reparar, cada zanja sin atender, es una muestra de indiferencia hacia las necesidades de la gente. Y cuando una ciudad deja de cuidar sus calles, inevitablemente empieza a descuidar a su gente.
El Jr. Joaquín Capello no necesita parches temporales ni promesas vacías. Exige una intervención integral que incluya no solo la reparación de la vía, sino una planificación seria que prevenga el deterioro futuro. Pero más allá de esta calle, es todo Cutervo el que reclama una gestión municipal que priorice el bienestar colectivo, que escuche a sus ciudadanos y que actúe con celeridad y transparencia. Porque una ciudad que no cuida sus caminos, difícilmente podrá caminar hacia el futuro.
Por: José Matta Guerrero
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